Los siameses de Griselda Gambaro es una obra clave tanto en el contexto histórico de la Argentina de los años 60 como en la evolución de la propia autora y en el teatro del absurdo. Su relevancia se puede analizar desde diferentes perspectivas: el contexto político, el estilo literario y el desarrollo de Gambaro como dramaturga. La obra escrita durante una época de dictadura en Argentina, se inscribe en un período marcado por la censura y la represión política. Los años 60 fueron testigos del régimen en Argentina que limitó profundamente la libertad de expresión. Los siameses refleja estas tensiones mediante una crítica a la deshumanización y la opresión estatal, utilizando el teatro del absurdo para ilustrar la irracionalidad de la represión política. La relación simbiótica y conflictiva entre Ignacio y Lorenzo se convierte en una metáfora del control y la represión ejercidos por el estado sobre los individuos (Taylor, 1991).
Vale la pena mencionar que Gambaro inició su carrera literaria escribiendo cuentos y novelas, pero en los años 60 se consolidó como una figura prominente del teatro argentino. Los siameses es una obra esencial en su trayectoria, demostrando su capacidad para fusionar lo grotesco con lo trágico y lo político. A través de esta pieza, Gambaro equilibra la crítica social con la exploración de la psicología humana bajo condiciones extremas, consolidándose como una de las principales voces del teatro contemporáneo (Taylor, 1991).
Gambaro es una figura central en el desarrollo del teatro del absurdo en Argentina. Los siameses ejemplifica su uso de elementos del absurdo para denunciar la irracionalidad de la opresión y la violencia política. La estructura narrativa, el lenguaje y la caracterización de los personajes reflejan la influencia de corrientes europeas como el existencialismo y el teatro de la crueldad, adaptándolas al contexto argentino. El teatro del absurdo, una corriente surgida en Europa tras la Segunda Guerra Mundial, se caracteriza por mostrar la existencia humana como ilógica y sin sentido. Gambaro adapta este estilo para criticar la situación política en Argentina, utilizando el absurdo para resaltar la irracionalidad y la brutalidad de la represión estatal. A través del simbolismo y las metáforas, Gambaro ofrece una crítica incisiva de la realidad argentina. La obra explora la opresión, la pérdida de identidad y la lucha por la libertad, temas centrales bajo un régimen autoritario. La dinámica entre Lorenzo e Ignacio es un microcosmos de la relación entre el estado opresor y el ciudadano subyugado, destacando la lucha interna y externa por la emancipación y la dignidad humana (Taylor, 1991).
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